10 de agosto de 2008

Feliz Domingo Cartagena

Domingo. Por primera vez sudo sólo al despertarme. Después de una ducha, viento y diluvio.
Una temperatura exquisita que calculo rondó los veinticinco grados permitió en Cartagena que llevemos adelante una vida y no un simple letargo, una simple supervivencia.
Los ojos se deshinchan. La sangre vuelve a circular alegre y fluida por nuestros cuerpos.
Algo más, hay mate.
Hoy descubrí cuán ligada está la felicidad al mate y a la temperatura.

8 de marzo de 2008

Imagenes y Sonidos

El mar, la playa, las montañas verdes.
Patty con suero por dengue, Maribel haciendo el trabajo por las dos en el Hostal de Ricky.
Chelo amasando las pascualinas que vendera por la playa a la tarde.
El turco Mustafa, gritandome "mala mujer", sentado en la puerta del local que atiende desde que "es pobre".
Mi amigo Shahar y mi angel de la guarda Tomer dando vueltas por Hola Ola.
Jaidi renegando por su mala historia de amor con Peter.
Peter llorisqueando por los rincones por su mala historia de amor con Jaidi.
Daniel va y viene, entre trabajos de electricidad y tomas medicinales.
El brasilero Edu abre su bar cuando la resaca lo deja.
Barak en internet como siempre.
Santi paseando a Amapola por la playa y organizando negocios que se caen antes de empezar.
El suizo Matias que parece que ayudara a Santi a emprender algun negocio, pero no viene con mucha mas suerte que el otro...
Marce pasea su soledad y trata de tomar coraje para volver a su Cordoba natal en busca de su esposa e hijos.
Gabriel, Federico, Flor, Mati, Fede, Luli, Marian... todos partieron rumbo a Colombia.
Fin de semana, Montañita lleno de guayacos.
Luciana se cambia de hostal cada dos o tres dias. Parece que esta analizando el mercado.
Se levanta al mediodia, pasa sus tardes en la playa y luego toma mate en la Parrilla Argentina con Santi y Marce. Una pasadita por el hostal de turno para sacarse la sal y una vueltita para tomar una cerveza y comer unas empanaditas por ahi.
El lunes vuelve a trabajar, ya estaba muy osciosa.
Mucha bulla que desaparece los lunes.
Mucha gente linda, mucho aprendizaje para adentro y para afuera.
Y asi...

27 de diciembre de 2007

ANUARIO Y DESORDEN

Tantas decisiones. Tan poco tiempo. O tantos años decidiendo. Dejarse arrastrar por la marea quizás sea lo mejor. Lo estoy haciendo cada tanto. No me ha ido muy bien. Pero sigo reivindicándolo. Igualmente todo pasa. Pasa tanto que apabulla. Pero, y si no pasa? Si no pasa no soy. Pero cómo cuesta que pase…
Tan solo un pequeño punto perdido. Un punto azul. Mientras tanto Chávez negocia intercambios de prisioneros con las FARC. Pero Ingrid seguirá allí por ahora. Me cambié de sistema jubilatorio. Y después de almorzar me espera Debi en la pileta.
Hay problemas con el mercado inmobiliario en la provincia de Buenos Aires. No se, lo escuché recién en TN. Mi viejo atiende gente sin parar. Su cara de cansancio o cara de tristeza. Cara de cansancio y de tristeza. Cara de culpa.
Sólo queda futuro y distintas maneras de lidiar con el pasado. Senderos que se bifurcan y senderos luminosos. Dicen que hay miradas que te vacían y miradas vacías. Yo no quiero de ninguna de las dos. Tampoco miradas densas, pesadas. Ya es tiempo de andar más livianos. Quiero posarme en miradas luminosas y serenas. Pero el teléfono no para de sonar y me perturba.
Me gusta tener empatía con la buena gente. Me sucede a diario. Lo disfruto concientemente. Recarga mi energía a veces disminuida por las nubes o por otros factores. Expandir el pecho y el alma. Respirar. Detener todo y meditar aunque suene metafísico y burgués.
Tantos sueños y deseos cumplidos. Se debe sentir satisfacción o puede que sienta vacío? También puedo llenarlo rápidamente con nuevos sueños y deseos. Quizás me cueste un poco más ahora. Para mis decisiones iré a buscar energía y luminosidad al altiplano. Dicen que los espíritus se reúnen en aquellas latitudes y yo quiero que guíen mi camino. Empezaré mis vigésimo sexto año por allí. Confió en ellos. Confió en mí. Pilar Bauzá, miembro de la organización Médicos Sin Fronteras fue secuestrada en Somalia. Yo pretendo que me secuestre la bruma del Pacífico.
Buscando hojas para escribir estas notas encontré un poema de Neruda. Y me acordé de Galeano. Y me acordé de Fernando. Y de los Mayas. Y del espíritu reaccionario trascendente que se sigue posando sobre ciertos corazones capaces de albergarlo. Será el mío uno de ellos? No me creo tan noble. No… Una pena. Pero me queda una alternativa: rodearme de aquellos corazones. Pero es que son tan sensibles! Parecen quebrarse continuamente. Pero es solo apariencia. En última instancia el único que se quiebra es el mío, porque no posee tal espíritu. Entonces sólo le queda la apariencia. Y la compañía. Y extraño a mi abuelo.
Y levitando como casi siempre veo mi cocina. Una hoja que se me está terminando. Un mate que ya anda frío y lavado. Paquetes de galletitas que no me molesté en abrir. Y la temperatura sigue subiendo confundiendo mis pensamientos y sentimientos como cada fin de año. Al fin y al cabo, si sucede cada fin de año entonces no hay de qué preocuparse. Pronto volverá la claridad (aunque la lee borra me dijo que siempre la tendría!! Mentirosa…) Volverá la claridad y quizás también me despabile un poco, quizás deje de estar confortablemente adormecida y sea más valiente. Quizás liberen a Ingrid en Colombia y a Pilar en Somalia. Quizás vuelva a funcionar el Registro de la Propiedad. Y quizás mis aportes empiecen a ir al Estado.

30 de noviembre de 2007

EL LADO OSCURO DE LAS NUEVE LUNAS

Laura nació en una pequeña villa adentrada en la provincia de Neuquén. Su padre Rubén murió hace tiempo. Su madre Olga la crió junto a sus ocho hermanos. En un país que como capitalista se jacta de la igualdad de oportunidades, no parecían demasiadas las opciones de destino para Laura. Sin embargo ella intentó sortear ciertos lugares comunes.
En sus primeros años adolescentes Laura descubrió el amor y el sexo, que ni es lo mismo ni es igual. Pero a diferencia de sus pares, ella no solo entendió que de allí nacen los niños sino que además decidió que la procreación no sería su futuro inmediato. A Laura le encantaba estudiar, conocer, saber. Quería terminar la secundaria y luego lograr ir, de alguna forma no del todo clara aún, a la Universidad o a algún terciario para estudiar una carrera. A decir verdad, soñaba con ser médica.
Fue así como se acercó a la salita sanitaria más cercana a su villa y sacó turno para ver a la ginecóloga del lugar. Afortunadamente se encontró con María Elena, una médica muy atenta que, luego de darle todas las explicaciones del caso, se encargó de proporcionarle los anticonceptivos que Laura buscaba prolijamente. Transcurrieron varios años en los que, mes a mes, compartían charlas, sueños, deseos, planes y proyectos a futuro… Laura encontró en María Elena una guía… María Elena encontró en Laura una esperanza.
Pero un mes Laura no asistió. Y María Elena esperó. Y al mes siguiente tampoco asistió. Y María Elena comenzó a preocuparse y a no entender. Y los meses pasaron y Laura no volvió.
Hasta que un frío día de mayo la salita vio reaparecer a Laura y a su panza de seis meses. María Elena pretendió ocultar su asombro detrás de su ambo profesional. Su asombro y su dolor ante la profecía cumplida.
Solas en el gabinete, María Elena quiso tratar de entender. ¿Cómo era posible que alguien tan conciente y responsable, que buscaba puntillosamente y desde pequeña sus anticonceptivos porque estaba llena de sueños y de proyectos individuales podía llegar con un embarazo de seis meses justo en su último año de secundaria? ¿Fue un descuido? La relación medico-paciente que habían desarrollado le decía que no.
El rostro de Laura irradiaba tanta vergüenza como convicción. Ella no habría librado su vida al azar de ningún modo. Era demasiado racional para aquello. Su inteligencia, moldeada por su entorno, la había llevado a una conclusión. Y fue la respuesta que dio a las preguntas de María Elena.
En momentos de flaqueza e incertidumbre, una realidad invadió el espíritu de Laura. Y todos sus sueños y su capacidad para escapar de su destino predeterminado se diluyeron. Sin fuerzas para luchar contra los estereotipos y la decantación típica de una vida en su medio ambiente, Laura arribó a una conclusión. Ella solo existiría para el Estado en tanto madre soltera con secundario incompleto. Solo así el Estado la ayudaría y le daría su “oportunidad” de sobrevivir.
Laura pudo haber sido más valiente. Pero no pudo haber sido más realista.
Paradojas de las políticas públicas.

9 de octubre de 2007

Vuelo de un espíritu luminoso

Hoy es 9 de octubre y se cumplen cuarenta años desde aquél otro 9 de octubre en el que un ignorante soltaba sus balas contra el cuerpo de un idealista. Aquél hombre que mataba no comprendía ni podía abarcar concientemente la magnitud de su acto. Aquello que moría era sólo el cuerpo de un hombre. Su ser ya se había expandido y su espíritu comenzaba su vuelo. Aquellos eran sólo dos hombres. Uno mataba, Mario Terán. Otro moría, Ernesto Guevara.
El hecho ocurrió en Bolivia, en La Higuera. Pero el “Che” era argentino. Durante su juventud la curiosidad lo llevó de viaje por América Latina en dos oportunidades. Esa curiosidad dio lugar a sueños y convicciones. Y el destino, que no juega en contra cuando uno sabe a donde va, hizo lo suyo. En México se cruzaron dos vidas, la de Ernesto y la de Fidel. Y aquél entrecruzamiento desembocó en revolución. Resultó determinante para la liberación del pueblo cubano de la tiranía Batistiana digitada por Estados Unidos. Fidel, quien organizó su revolución desde su juventud como presidente de la Federación Universitaria se vio empardado por un argentino que se le arrimó como médico pero que rápidamente ascendió a líder. Un líder carismático, inteligente y sensible. También asmático y hermoso.
Las aspiraciones de justicia, libertad e igualdad… la convicción de la posibilidad de construir un “hombre nuevo” movilizó a Ernesto y lo expulsó de la isla hacia nuevos horizontes reprimidos en donde depositar todo su esfuerzo. Quizás algún enfrentamiento con Fidel haya precipitado las cosas. Nunca lo sabremos, era demasiado leal y ético como para desprestigiar al hombre que le había permitido acompañarlo en la liberación de su pueblo. Se marchó con una carta en la que expresaba únicamente su admiración por aquél hombre. Pero partió, aunque quizás no era el momento preciso. Y el Congo recibió su presencia. Y no estaban preparados el uno para el otro. Así fue como sus deseos de libertad latinoamericana lo devolvieron, tras unas cuantas escalas internacionales clandestinas, a Bolivia. Aquella tierra que ya había conocido, aquellos dolores que ya lo habían marcado a fuego, aquellos rostros curtidos por el sol y el viento andino, aquella resignación silenciosa, aquél miedo, aquella nada… Aquél pueblo tan sufrido y tan sometido.
Casi doce meses estuvo lidiando en latitudes bolivianas, por la selva, por los alrededores del Ñancahuazú, por el Río Grande. Casi doce meses buscando apoyos de aquellos a quienes intentaba ayudar, ayudarlos para ayudarse, para ayudarnos. Pero la ignorancia y el temor pudieron más que sus esperanzas y promesas de futuros mejores.
El 8 de octubre de 1967 fue capturado y un día después, intentaron acabarlo matando su cuerpo. Pero la imposibilidad de matar a un idealista era una probabilidad que aterraba en aquellos años y es una gran certeza por estos días.
Al verlo harapiento, sucio, flaco, encerrado maniatado en un cuartucho lleno de tierra que se pretendía escuela, una vecina de La Higuera le preguntó por qué estaba en esa situación pudiendo haberla evitado. “Ideales” fue la única palabra pronunciada a modo de respuesta.
Poco después, el verdugo de turno temblaba mientras lo apuntaba. El Che lo incitó: “Adelante, sólo vas a matar a un hombre”. Terán gatilló creyéndole quizás. El Che sabía que no era cierto. Sabía que gatillando no se matan simplemente hombres y fue por eso que no pudo disparar contra un camión que había pasado por su puesto días atrás. Supo que debió hacerlo pero, según sus propias palabras grabadas en su diario boliviano, los dos soldaditos arropados que llevaba atrás el camión lo inhibieron. Y lo perturbaron al punto que no tuvo la lucidez necesaria como para detener el camión siquiera. Porque él bien sabía que disparando no se mataban simplemente hombres. También se matan sueños, vidas, inocencias…
Pero Ernesto era tan conciente de eso como de la trascendencia de sus ideales. Y entonces sí podía, valientemente, ofrecer su hombría. Porque su espíritu, que no empieza ni termina en él, lo trascendía abiertamente. Y su lucha continuaría con mayor fortaleza quizás. Pero con menos luz. La estrella seguiría acompañándonos pero a partir de allí lo haría desde un lugar un tanto más alto. Para abarcarnos.
Lo admiro por su compromiso, por su seguridad, por su sensibilidad, por su inteligencia y responsabilidad… Por las fotos que sacó, por las personas que curó, por las cartas que escribió. Por ofrecer la materialidad de sus ser en pos de un espíritu universal trascendental, un espíritu en búsqueda de una libertad y una hermandad postergada desde la conquista de América por parte de los españoles en estas tierras. Desde mucho antes en el mundo entero. Un espíritu que a través del tiempo encuentra cobijo en seres especiales con la capacidad necesaria para albergarlo.
Mi respeto, mi admiración, mis lágrimas en estos días plagados de documentales y ediciones especiales que muestran, entre otras cosas, a los campesinos bolivianos que relatan su recuerdo desde la misma pobreza e indiferencia que él conoció. Mi recuerdo en estos días en los que todo duele un poco más que de costumbre.
Y Terán… Terán fue operado de cataratas en un Hospital público donado por Cuba a Bolivia. Porque a veces el destino se ocupa de vengarnos. A niveles superiores, redoblando la apuesta… Sublimando…
Paradojas de la historia.

18 de septiembre de 2007

Siguen arrancando flores creyendo acabar con la primavera.

Hace treinta y un años se instauró en Argentina uno de los peores regímenes que existieron. Padecimos una de las más duras dictaduras a las que fue sometida América Latina. ¿Y por qué podemos considerarla una de las más duras? Por que no solo se anuló la división de poderes y los derechos y garantías individuales. También ocurrió un genocidio. No solo se coartó la libertad de la ciudadanía sino que también se exterminó una generación. Y no solo se la exterminó. A muchos de quienes integraban aquélla generación se los desapareció despojándolos de toda identidad e insertándolos en una nueva categoría. Ahora serían “desaparecidos”. Según Videla “no son ni vivos ni muertos, son desaparecidos. No son.”
Mucho tiempo pasó. Y muy lentamente nos fuimos despegando como sociedad, o al menos lo fuimos intentando, de aquél pasado de terror que se resistía a irse de nuestro inconsciente colectivo.
Volvió la democracia. Volvieron las libertades formales. Se castigó tímida y cobardemente a algunos pocos. Crecieron y se fortalecieron las “Madres” y “Abuelas” de Plaza de Mayo en su constante búsqueda de justicia y de nietos. Aparecieron los “Hijos” que dejaron de ser niños para comenzar a ser hombres y mujeres en búsqueda de justicia y de identidad. Y el concepto de Memoria comenzó a tener tanto peso como el de Historia.
Y entonces creímos que ya era hora de que todos paguen sus culpas. Y creímos que estábamos preparados para enfrentarlo. Y entonces se reabrieron los casos que intentaron quedar silenciados. Y la luz se posó sobre rostros y nombres que pretendían permanecer a oscuras. Y muchos de quienes aún sentían las torturas sobre sus cuerpos y sus mentes respiraron hondo, ocultaron su temor, y contaron. Contaron su dolor, contaron su humillación. Y se expusieron nuevamente ante aquellas atrocidades. Y ofrecieron al futuro el flagelo de su cuerpo.
Y un día uno de ellos no volvió a su casa. Y no llamó. Y no volvió. Y no llamó. Y otra vez… Lo que reapareció entre nosotros no fueron solo sus recuerdos del terror. Julio López “desapareció”. En medio de la democracia, de las libertades ciudadanas, de la profundización de la Memoria y de un gobierno reivindicativo de la lucha social de la década del ´70, Julio López desapareció. De entre medio de todos nosotros, desapareció. La desaparición reapareció.
Y pasó un año. Pasaron 365 días desde aquél 18 de septiembre de 2006. Y el gobierno que dice que está investigando a fondo todavía no pudo interrogar a los policías a los que mencionó Julio.
Pasó un año. Y Julio no apareció. Y seguimos pidiendo aparición con vida y castigo a los culpables. Como hace treinta y un años. Pero con treinta y un años de lucha y de memoria construida sobre nuestras espaldas.

29 de agosto de 2007

Temor por la erupción de un volcán en Ecuador (Título Diario La Nación)

Hace más de tres años, el 26 de diciembre de 2004, el mundo entero aprendió simultánea y abruptamente el significado de la palabra “Tsunami”. Una enorme ola originada en un terremoto con epicentro en el Océano Índico arrasó con buena parte de las paradisíacas playas asiáticas. Pasó por encima de cuanto objeto animado e inanimado se le antepuso, aniquilándolo. Bien lo saben quienes conocieron a algunas de las 300.000 víctimas fatales. Bien lo saben todos aquellos que hoy en día aún intentan reconstruir algo de lo que poseían aquél fatídico fin de año.
Un año después Estados Unidos fue castigado por un feroz huracán bautizado "Katrina". El ciclón destruyó Nueva Orleans y golpeó fuertemente Florida, Arkansas y Georgia entre otras ciudades. A su paso terminó con más de 1800 vidas e hizo desaparecer otras 700. Este año al Caribe le tocó enfrentar a Dean que ya suma 21 víctimas y amenaza a México con grandes inundaciones.
En Buenos Aires, hace poco tiempo, nos sorprendió un granizo del tamaño de pelotas de golf (cuando no de tenis...) Este invierno fue el más frío que debió enfrentar Argentina en mucho tiempo. Tanto tanto que, después de 89 años, nevó en la ciudad de Buenos Aires. En casi toda la provincia para ser más exacta. En casi todo el país para serlo más aún. Algo insólito. La gente festejaba y moría al mismo tiempo. La gente quería fiesta. También abrigo. Y pronostican que a un invierno atípicamente frío le sigue un verano atípicamente caluroso.
Dos semanas atrás un terremoto en Perú convirtió en ruinas varias de sus ciudades, como Pisco, Chincha e Ica. Los muertos oficiales rondan los 500 y los damnificados se multiplican por miles. El pueblo peruano aún llora y se sacude con los reflejos de aquél sismo.
Hoy tememos la erupción de “La Cumbre”, un volcán que habita las Islas Galápagos. Ayer comenzó a emitir señales amenazantes al desprender un abundante humo negro y ahora parece que estamos preocupados por el destino de la gran cantidad de flora y fauna que cubren las islas. Nos preocupa un cambio en su ecosistema.
Pareciera que alguien nos está queriendo decir algo, ¿no? Pero… así y todo… parece que no escucháramos. Hoy se inaugura el puerto a través del cuál la pastera finlandesa Botnia transportará sus productos hacia el resto del mundo luego de contaminar agua, tierra y aire rioplatense. En la otra punta del planeta, en Grecia, los bomberos no alcanzan con todos sus esfuerzos para detener los incendios forestales esparcidos por todo el país. Incendios provocados intencionalmente por gente que, como primera o segunda intención, está destruyendo el territorio y los recuerdos familiares de toda la humanidad.
Cuando la tierra se harte de nosotros y nos eche, no tendremos derecho a réplica.